
Cómo una simple tecnología TES puede impulsar la descarbonización de la industria global
Hacer que el calor sea “verde” equivale a proteger el planeta. La transición ecológica requiere que los procesos industriales reduzcan sus emisiones, y gran parte de la energía que consumen se destina a la producción e calor.
Si logramos que el calor utilizado en industrias como la alimentaria y de bebidas, así como en la producción de pulpa y papel, sea sostenible, estaríamos dando un paso decisivo hacia un modelo de desarrollo rentable y respetuoso con el medio ambiente.
Calor industrial: mitos sobre alternativas al gas
La costumbre a menudo prevalece sobre la conveniencia. Uno de los errores que una empresa competitiva no puede permitirse es seguir haciendo las cosas de cierta manera solo por hábito.
Las soluciones tecnológicas alternativas al uso de combustibles fósiles para la producción de calor industrial - especialmente el gas - ya están en el mercado y son fácilmente adoptables, aunque muchas empresas aún desconocen su existencia.
“Aunque la electrificación ofrece un camino claro hacia la descarbonización”, señala un reciente informe de McKinsey, Net-zero electrical heat: A turning point in feasibility, “la falta de conocimiento sobre tecnologías industriales de calefacción de bajo carbono disponibles comercialmente, como el almacenamiento térmico TES, ha generado reticencias. Un mejor entendimiento de estas tecnologías podría ayudar a las empresas industriales a avanzar en la electrificación.”
Thermal Energy Storage (TES): una solución económica y sencilla
Todavía no se reconoce suficientemente que la producción térmica, que representa aproximadamente la mitad de la demanda energética de Europa, puede pasar de combustibles fósiles a tecnologías y soluciones de almacenamiento basadas en renovables, como nuestro sistema MGTES.
Esto fue destacado recientemente en New Scientist por el periodista de la BBC Roger Harrabin, en un artículo titulado: “Cómo una tecnología increíblemente simple puede acelerar la carrera hacia el Net Zero: estos sistemas permiten mantener los precios bajos al recuperar gran parte del calor desperdiciado de los procesos industriales o el generado por las renovables en periodos de exceso de producción, utilizando tecnologías extremadamente simples, como resistencias para convertir electricidad en calor.”
Inversiones que se amortizan en un año
Por último, los costos. El informe de McKinsey también subraya los beneficios financieros de invertir en la electrificación y almacenamiento del calor industrial: “La electricidad a menudo ya es más barata que el gas. Por un lado, los costes in situ de las energías renovables están disminuyendo. Por otro, los precios de la electricidad de la red bajan durante los periodos de exceso de oferta. En conjunto, estos factores refuerzan el argumento para considerar la electrificación del calor en un contexto industrial. El potencial económico de la electricidad combinado con el almacenamiento de energía térmica se ve reforzado por la disminución de los costes de generación de energía renovable. En las condiciones adecuadas, la electrificación podría amortizarse en un año.”